martes, 16 de febrero de 2016

Johnny Ramone, aquel Macarra.


Los Ramones en los años ochenta. Abajo a la derecha, Johnny.
 
Para Johnny Ramone el mejor presidente de Estados Unidos ha sido Ronald Reagan. El segundo, Richard Nixon. Johnny Ramone le zurró a Malcom McLaren, el manager de Sex pistols, porque estaba hablando con su novia, y al cantante de su grupo Joey Ramone, antes de que lo fuera, porque llegó tarde un día que habían quedado para ir al cine.
A Johnny Ramone le diagnosticaron un cáncer de prostata en 1997 y esto dice al respecto en Commando, su autobiografía. "La rabia empieza en la adolescencia y nunca te abandona del todo. Yo bajaba del escenario con la mala leche puesta, aunque se mitigó tras retirarme en 1996. Y si la retirada me ablandó, el cáncer de próstata que me diagnosticaron en 1997 hizo el resto. Me ha cambiado y no estoy seguro de que me guste el cambio: me ha suavizado y prefiero el yo de antes. Ya no me quedan fuerzas ni para cabrearme, y eso te mina la moral. He luchado con todas mis fuerzas, aunque sospecho que la enfermedad acabará ganando la partida, pero odio perder, lo he odiado siempre. Me gustaba estar colérico porque eso me daba vigor y me sentía más fuerte".
El cáncer le pudo el 15 de septiembre de 2004, tenía 55 años. Su autobiografía, Commando, no se publicó hasta abril de 2012. Se trata de un libro redactado a partir de entrevistas realizadas en sus últimos años de vida, expresamente para ser convertidas en memorias. Su mujer, Linda, reclutó al  mánager de Henry Rollins, John Cafiero, para que se encargara del libro de 176 páginas, repleto de fotos y recuerdos.
No imagina uno a Johnny escribiendo un libro, ni aunque fuera sobre él mismo. Presume de ser de barrio, un factor al que atribuye su nulo interés por lo intelectual, y ya de paso su machismo. Valga como ejemplo este párrafo dedicado a la gira que realizaron por Reino Unido con Talking Heads. "Siempre querían parar durante el viaje para hacer turismo, pero cuando se empeñaron en que paráramos en Stonehenge, ni bajé del autocar: me cabreaba que  hubiéramos parado para mirar un montón de piedras, y tampoco dejé salir a mi novia".
Pero sin embargo parece arrepentido de haber terminado con Los Ramones en 1996, tras darle un ultimatum a Joey para una gira por Sudamérica a la que el vocalista se negó. Sus relaciones eran pésimas desde casi el principio. "No éramos amigos íntimos, sino socios laborales", reconoce Johnny, hablando del periodo de principios de los ochenta. Y al final del libro reincide: "Imagino que a los fans no les haría gracia saber que los de su banda favorita se desprecian entre sí".  Aunque asegura que tuvo su guitarra a su lado para una posible vuelta hasta que Joey Ramone murió de un linfoma en 2001. "No había Ramones sin Joey, era irremplazable a pesar de lo pelmazo que era".
Ahora la editorial Malpaso pone a la venta Commando en castellano. Y aquí estrenamos el prologo, que da una visión más que representativa de lo que es el libro. Una extraña y sincera reivindicación de una forma de ver la vida. La visión de un punk conservador, de un rockero que es nacionalista estadounidense hasta lo paródico. Un tipo solitario y huraño. Un mal bicho, siempre dispuesto a buscar bronca. "Había gente que pensaba que Johnny era antipático e insoportable, pero no lo era, era autoritario", dice John Cafiero en el epílogo.

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